Democracia: ¿Ilusión o realidad?

¿Cuánto tiempo hemos pasado engañados pensando que vivimos en democracia? ¿Qué tan equivocados están los que hoy piensan vivir en democracia? ¿Qué tan posible o vigente se encuentra la democracia en nuestros días?

La democracia no es un estado sino un proceso. No se trata de una disposición todopoderosa e invariable de la cuál se sirven naciones y gobiernos, partidos y ciudadanos. No, eso no es democracia.

La democracia se entiende, históricamente, como el poder del pueblo. El poder del pueblo para autogobernarse, para elegir a las autoridades que velen por el bien común, que hagan propios los deseos y necesidades de cada uno de los ciudadanos, que representen y protejan a todos los miembros de una comunidad, grupo o nación.

Este valor se ha entendido en su más tosca acepción. La democracia no consiste en la simple posibilidad o capacidad de elegir a un candidato que ocupe un puesto de gobierno. La democracia trata del proceso de preparación de los electores para la selección de miembros de gobierno, de una manera platónica o románticamente libre y con la capacidad de diririmir apropiadamente sobre quién represente, de la mejor manera, sus intereses individuales y colectivos.

Como proceso ocupa dos espacios o momentos: el de su propia existencia y el de su real aplicación. Si bien ambos están corelacionados, se deben de ver como fenómenos independientes por la participación y necesidad de elementos en una y otra etapa.

No existe una serie de factores determinados que se encuentren preestablecidos en el proceso democrático, pero si un número de valores irremplazables.

Educación: La democracia es un proceso formativo, como tal necesita de un estado base de la materia por moldear. La educación es la herramienta indispensable para la existencia de la democracia.

La mayor libertad a la que se puede aspirar es la adquirida a través del conocimiento y no la obsequiada en campañas electorales. Asimismo, los gobierno antidemocráticos, alrededor del mundo, han encontrado en la manipulación de la educación uno de los principales pilares que sostienen sus regímenes e impiden la penetración de la democracia.

Nacionalismo: Para pensar en el bien individual es necesario pensar en el bien colectivo. Para esto debe existir una noción de nación que homogenice a la diversidad de ciudadanos extendidos a través de un territorio. El nacionalismo no solo consiste de afecto o entendimiento social, sino también en compartir una historia en común. Esta historia consiste de un pasado, presente y visión de futuro en conjunto.

Institucionalización: La democracia se sirve en un conjunto de instituciones que trabajan para el desarrollo de los factores que apoyan dicho proceso. Estas instituciones requieren de orden, organización y valores formales que ayuden a la correcta aplicación democrática. Instituciones serias, maduras y fuertes potencializan el desarrollo de la democracia.

Existe una concepción errónea del desarrollo democrático. Este no consiste únicamente en el proceso electoral, más aún, este no representa más que la formalización de la sustancia democrática. Se trata de todo el proceso de formación de electores libres.

Mientras un menor número de ciudadanos hábiles esté formado y presente los valores básicos que hemos señalado, se puede hablar de un país subdemocrático. Evidentemente existen distintos grados para estos casos.

Finalmente es importante señalar que no existe un solo implicado o responsable de la democratización de un país o nación, sino es esta en su totalidad la llamada a promover el proceso.

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