Doce años de cárcel por ser violada

En un mundo tan vinculado como el de hoy, en una era marcada completamente por la globalización, es mucho lo que se habla sobre el respeto y tolerancia hacia la diversidad. Esta diversidad no es solo física, sino (más que nada y ante todo) política, social y religiosa. Cada vez se hace más común tratar con personas diferentes a nosotros.

¿Hasta qué punto debe llegar esa tolerancia? ¿Hasta qué punto podemos juzgar las acciones o decisiones de culturas que no conocemos?

En Kabul, Afganistán se ha condenado a una mujer a 12 años de cárcel por adulterio. De por sí, es una pena excesiva por adulterio, hecho que no está penado con prisión en la mayoría de códigos legales occidentales. Lo preocupante de este caso es cómo se dio el adulterio o a qué consideran adulterio. Esta joven, de nombre Gulnaz, fue violada por el esposo de su prima cuando estos se encontraban solos en su casa. Están leyendo bien, a una mujer que fue violada la condenaron por adulterio a 12 años de prisión.

Cuando se dieron los hechos, Gulnaz, decidió denunciarlo, pero en lugar de recibir la asistencia debida y encerrar al agresor, ella fue capturada y condenada. De víctima a victimaria, increíble. El tema no acaba aquí, producto de la violación una niña fue concebida, esta niña hoy comparte prisión con su madre.

No todo es tan malo, existe una solución: para que la pena sea levantada, la víctima se debe casar con su agresor. Como si la humillación no hubiera sido suficiente, aparece esta posible salida, a la cual parece que tendrá que acogerse para criar a su hija, ya que de lo contrario, esta será entregada al violador o dada en adopción.

En resumidas cuentas, la ley afgana le dice a esta joven madre, que para criar a su hija debe casarse con su violador, persona por la cual está en la cárcel y ha sido condenada a 12 años de estadía.